Frankenstein y la sombra humana: nuestro lado que no queremos ver
¿Quién es Frankenstein y por qué su historia sigue conmoviendo? Exploramos la novela de Mary Shelley desde la psicología: exclusión, emociones reprimidas y la necesidad de ser visto y reconocido.

Equipo Psi Mammoliti

¿Quién escribió Frankenstein y por qué todavía nos interpela?
Frankenstein o el moderno Prometeo es una novela escrita por Mary Shelley en 1816. En ella, el joven científico Victor Frankenstein desafía los límites de la ciencia y crea vida a partir de restos humanos. A lo largo del libro, esa criatura —que nunca recibe un nombre— intenta encontrar su lugar en el mundo. Busca afecto, compañía, pertenecer. Pero lo único que encuentra es miedo, violencia y exclusión.
Poco a poco, el monstruo que nació inocente y curioso se transforma en alguien lleno de rabia, dolor y resentimiento.

La Criatura: el reflejo de nuestras emociones más reprimidas
Lejos de ser un simple "monstruo", La Criatura de Frankenstein representa una parte profunda de nuestra psique: lo que Carl Jung llama la sombra.
Son todos aquellos aspectos que negamos de nosotros mismos, ya sea por vergüenza, miedo o culpa. Algo que, si los demás lo vieran, tememos que nos dejen de querer.
Y en Frankenstein, esa sombra toma forma. No es casual que el monstruo no tenga nombre: representa lo innombrable. Lo que queda fuera del relato. Lo que no encaja en ningún molde.
En el fondo, no hay tanto que nos diferencie de esa criatura: también buscamos amor, validación, cuidado. También nos duele ser ignorados o juzgados por lo que somos.
El rechazo como herida original: una historia que aún nos atraviesa
El doctor Frankenstein abandona a su creación apenas la ve.
Desde la teoría del apego, sabemos que la falta de vínculos seguros en los primeros momentos de vida puede tener consecuencias profundas:
- Dificultades para confiar
- Problemas para regular las emociones
- Sensación persistente de no ser digno de amor
La Criatura dice: “Yo era bueno. La miseria me convirtió en un monstruo.”
No es el mal lo que nace en él. Es el dolor de sentirse no no mirado, la soledad no contenida, la angustia de no ser suficiente.
¿Cómo afecta el aislamiento emocional?
En la historia de Frankenstein, la soledad no es sólo literal. Es también una metáfora del mundo interno.
Sin vínculos seguros, sin alguien que nos escuche o vea, incluso lo más noble se puede convertir en rabia o desesperanza.
La novela Frankenstein anticipa lo que hoy sabemos desde la neurociencia y la psicología del desarrollo:
- Que la exclusión puede deteriorar nuestra empatía.
- Que sin conexión real, cuesta mucho construir una identidad sólida.
- Que La Criatura aprende el lenguaje, pero no a confiar. Aprende a mirar, pero no a pertenecer.
Frankenstein, entre la ambición y la soledad
La novela también nos muestra el precio de la ambición sin consciencia emocional.
Victor Frankenstein, cegado por su deseo de ser pionero, niega la responsabilidad de su acto. Y en ese rechazo, crea su propia ruina.
¿Cuántas veces en nuestra vida también buscamos logros, metas, reconocimientos... sin detenernos a mirar a quién o a qué estamos dejando atrás?
Erich Fromm decía que el ser humano moderno, cuanto más se aleja de su esencia, más vacío se siente. La Criatura, en cierto punto, representa ese vacío: lo que queda cuando perseguimos lo externo y dejamos de lado lo humano.

La Criatura somos todos
Frankenstein, más de 200 años después, sigue hablándonos: del rechazo, de la ambición, de la necesidad de apego, del trauma emocional, del dolor que no se nombra.
No se trata solo de entender a La Criatura como un personaje. Se trata de vernos en ella.
¿Quién no se sintió alguna vez fuera de lugar? ¿Quién no reprimió una emoción “por miedo a molestar”? ¿Quién no deseó profundamente que alguien lo aceptara tal como es?
En este artículo encontrarás
Mary Shelley nos regala, sin saberlo, una imagen de lo que pasa cuando esas partes que rechazamos no son integradas, cuando la conexión se rompe.
La pregunta entonces es: ¿cuántas veces hemos ignorado a nuestra propia criatura interior?