Viajar para encontrarse a uno mismo: Reflexiones a partir de Nunca llegamos a la India
Nunca llegamos a la India nos invita a pensar: ¿el malestar emocional cambia con un nuevo paisaje? Una nota sobre vacío, deseo y autoconocimiento.

Equipo Psi Mammoliti

Hay libros que no buscan respuestas, sino incomodarte con las preguntas correctas. Nunca llegamos a la India, de Juan Sklar, es uno de ellos. A través de una escritura íntima, cruda y provocadora, el autor relata un viaje geográfico que rápidamente se transforma en algo mucho más complejo: un viaje hacia sí mismo.
Muchas veces creemos que alejarnos geográficamente va a resolver lo que sentimos por dentro. Que al cambiar de lugar también cambia el malestar, la ansiedad o el vacío. Pero ¿qué pasa cuando descubrimos que lo que incomoda nos acompaña a donde vayamos?
En esta nota, partimos del libro como disparador para reflexionar sobre el malestar emocional, el deseo de cambio y el proceso de autoconocimiento.
¿Por qué sentimos que viajar para encontrarse con uno mismo puede ser la solución?
El deseo de “irse lejos” aparece con fuerza en momentos de cansancio, falta de motivación o crisis existencial. Es fácil pensar que, si nos alejamos de lo que conocemos, vamos a poder empezar de cero. A veces lo llamamos “viaje espiritual”. Otras, simplemente “desconexión”.
¿Y si esa sensación de querer desaparecer no es más que una forma de buscar algo que se nos perdió?
Cuando estamos emocionalmente agotados, la idea de un cambio de escenario puede parecer la respuesta. Un viaje promete aventura, renovación, nuevos estímulos. Pero también —aunque no siempre lo reconozcamos— promete silencio, distancia, tiempo para pensar, para habitar la incomodidad.
Sklar, en Nunca llegamos a la India, no va a buscar iluminación ni paz interior. Pero el viaje lo pone cara a cara con su deseo, su vacío y sus contradicciones. El afuera se convierte en un reflejo incómodo de lo que pasa adentro.

Crisis existencial y deseo de cambio: lo que buscamos cuando queremos irnos
Una crisis existencial suele llegar sin avisar: de repente, sentimos que nada tiene sentido, que estamos desconectados de lo que hacemos, que no sabemos qué queremos para nuestra vida.
En esos momentos, fantasear con irse lejos puede parecer una solución. Pensamos que si viajamos algo puede llegar a acomodarse. Y tal vez eso tenga algo de cierto... pero no siempre.
Hay algo legítimo en ese deseo de moverse: puede ser un primer paso, un impulso genuino hacia el cambio. Pero también puede ser una forma de evitar lo que cuesta mirar: una emoción no atendida, un duelo no elaborado, un deseo no escuchado.
“Me preguntaron cómo estaba. Antes de que pudiera contestarles, me convidaron de su mojito. (…) Me mandé mensajes de año nuevo con mi papá, mi mamá, mi hermana y Milva. Me preguntaron cómo estaba. Después fui a una fiesta en un bar. Después, a dormir. Me desmayé. Este lugar es perfecto. Solo falta Milva.”
A veces, lo que “falta” no está afuera, sino adentro.
Cómo empezar a sanar emocionalmente sin tener que irte lejos
La buena noticia es que no siempre hace falta cruzar medio mundo para reencontrarte contigo.
Si sientes que estás atravesando una etapa de malestar, estas preguntas pueden ayudarte a empezar el camino:
- ¿Qué parte de mi vida me está incomodando hoy?
- ¿Qué emociones estoy tratando de evitar?
- ¿Qué necesito, de verdad?
- ¿Qué recursos internos ya tengo?
A veces, en lugar de buscar algo afuera, el camino más honesto es volver a conectar con lo que ya habita en ti.
Y si no sabes por dónde empezar, no estás solo/a: pedir ayuda profesional es animarse a mirar lo que cuesta. El autoconocimiento no es inmediato, pero es un proceso que te devuelve poder.

Nunca llegamos a la India: lo que Juan Sklar nos muestra sobre el viaje interior
El protagonista de Nunca llegamos a la India no llega a la iluminación ni encuentra una respuesta clara. Pero su testimonio es valioso porque no disfraza lo que siente.
Sklar narra con brutal honestidad: la confusión, el deseo, el aburrimiento, el cuerpo que no obedece, la mente que no para.
El “viaje a la India” en la historia es literal, sí. Pero también es una metáfora de lo que pasa cuando empezamos a hacernos preguntas incómodas. Preguntas que tal vez no tengan una respuesta inmediata, pero que abren la posibilidad de conocernos mejor.
Reflexión final: a veces, el lugar al que vamos ya está dentro nuestro
No siempre hace falta irse lejos para encontrarse. A veces, lo que estamos buscando ya está cerca... aunque no sepamos cómo llegar.
El deseo de moverse puede ser legítimo. Pero si el punto de partida es un vacío interno, lo que duele va a viajar contigo. Y eso no es un problema: puede ser el comienzo de un nuevo camino.
Lo importante no es llegar a la India. Lo importante es empezar a mirarte con más honestidad, con más compasión, con más profundidad.
¿Qué parte de ti estás buscando, creyendo que está afuera?
En este artículo encontrarás
Si este tipo de lecturas te resuena y te gustaría explorarlas en comunidad, te invitamos a sumarte al Club de Lectura de Psi Mammoliti, donde compartimos libros, ideas y emociones que invitan al autoconocimiento.