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16/6/2025

Emociones

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3

Estrés digital en adolescentes: el impacto de estar siempre online

El uso excesivo de redes sociales y celulares puede generar estrés, ansiedad y agotamiento digital en adolescentes. Conoce cómo acompañarlos con límites sanos y empatía.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

Estar siempre conectados: ¿libertad o nueva forma de presión?

Vivimos en un mundo donde estar disponibles las 24 horas parece ser la norma. Para los adolescentes, las redes sociales no son solo un espacio de entretenimiento: son su lugar de pertenencia, su escenario social, su forma de construir identidad.

Pero, ¿qué pasa cuando estar “siempre online” empieza a pasar factura en su salud mental?

El estrés digital en adolescentes es una realidad creciente. Se manifiesta en síntomas como:

-ansiedad,

-irritabilidad,

-insomnio,

-dificultad para concentrarse

-y una sensación constante de agotamiento emocional.

No es solo una cuestión de pasar "mucho tiempo" frente a una pantalla: tiene que ver con cómo ese tiempo impacta en su bienestar.

¿Por qué cuesta tanto desconectarse? El rol del FOMO en la hiperconexión adolescente

Detrás del uso constante del celular no siempre hay solo entretenimiento o hábito. Muchas veces aparece algo más profundo: el miedo a quedarse afuera (FOMO, por sus siglas en inglés, "Fear Of Missing Out").

Este miedo se alimenta de la dinámica de las redes sociales, donde todo ocurre en tiempo real: fotos, historias, mensajes, invitaciones.

Para un/a adolescente, perderse una conversación, una salida o una actualización puede sentirse como quedar excluid@ emocionalmente.

Por eso, desconectarse no siempre es un simple acto de voluntad: implica afrontar una sensación de riesgo afectivo, de "desaparecer" del radar de su mundo social.

Comprender este aspecto permite acompañarlos mejor, no desde el control o la exigencia, sino desde la empatía y la construcción de recursos internos para gestionar esa ansiedad.

¿Cómo se manifiesta el estrés digital en la adolescencia?

Algunas señales que pueden alertarnos de un uso excesivo y emocionalmente costoso del celular y las redes sociales son:

  • Ansiedad por la disponibilidad: necesidad constante de responder mensajes, revisar notificaciones o chequear redes, incluso durante la noche.
  • Dificultad para desconectarse: sensación de vacío o incomodidad si no están conectados.
  • Alteraciones del sueño: insomnio o descanso de mala calidad por el uso del celular hasta altas horas.
  • Agotamiento emocional: cambios de humor, irritabilidad o apatía sin causa aparente.
  • Comparación constante: sentirse inadecuados/as o insatisfechos/as al compararse con las vidas idealizadas que ven en redes sociales.
  • Problemas de concentración: dificultad para sostener la atención en tareas escolares o actividades fuera del entorno digital.

Redes sociales y bienestar emocional: una relación compleja

No se trata de demonizar la tecnología. Internet y las redes también son espacios de creatividad, conexión, aprendizaje.

El desafío está en cómo habitamos esos espacios, y cuánto peso tienen en la construcción de la autoestima adolescente.

La hiperconectividad puede potenciar la ansiedad si el adolescente siente que debe estar siempre actualizado, responder inmediatamente, mostrar una versión “perfecta” de sí mism@ o no quedar fuera de las dinámicas grupales.

¿Cómo acompañar sin controlar? Límites digitales como cuidado

La clave no está en prohibir, sino en acompañar. Estos son algunos puntos para pensar estrategias respetuosas:

  • Habilitar el diálogo: Preguntar sin juzgar. ¿Qué sienten cuando usan redes? ¿Qué les gusta? ¿Qué les incomoda?
  • Promover pausas digitales: No como castigo, sino como ejercicio de autocuidado. Proponer “momentos off” después de cierta hora o en actividades familiares.
  • Ofrecer alternativas saludables: Deportes, arte, encuentros presenciales: actividades que permitan reconectar con el cuerpo y el entorno real.
  • Construir límites claros y consensuados: Acuerdos sobre horarios de uso o espacios libres de pantallas, siempre explicando el porqué.
  • Modelar con el ejemplo: El uso que los adultos hacemos del celular también educa, incluso más que las palabras.

Reflexión final: hacia una salud digital más consciente

Acompañar a los adolescentes en el mundo digital es más que poner reglas: es aprender a mirar, a preguntar, a estar disponibles sin invadir.

La hiperconectividad no es solo un problema de ellos: también es un espejo donde podemos vernos reflejados como adultos/as.

Antes de hablar de límites, tal vez podamos preguntarnos: ¿Desde dónde acompañamos? ¿Desde el miedo, la desconfianza, o desde el deseo genuino de comprender su mundo?

No se trata de prohibir ni de controlar. Se trata de tejer puentes donde ellos puedan sentirse vistos, escuchados y respetados.

Porque en un mundo que nunca se apaga, ser un refugio consciente puede ser el gesto más amoroso que les dejemos.

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