¡Acepta nuestras cookies! Sí, entendemos que ver este anuncio en cada web que visitas puede ser agotador, pero es necesario. Puedes consultar nuestra Política de Privacidad para más detalles, y también decidir qué cookies aceptar.

21/7/2025

Minutos de lectura:

4

Cómo hacer journaling: 4 pasos para empezar tu diario emocional

Descubre qué es el journaling y cómo empezar tu diario emocional en 4 simples pasos. Una guía práctica de escritura terapéutica para gestionar emociones.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

¿Por qué hacer journaling?

El journaling —también conocido como diario de emociones — va más allá de relatar tu día: puede servirte para conocerte. No se trata solo de escribir “hoy fui al trabajo y me sentí cansad@”, sino de detenerte a explorar por qué te sentiste así, qué te hizo ruido o qué necesitabas en ese momento.
Es una herramienta que transforma la escritura en un espacio de escucha interna.

Su práctica regular se ha vinculado con múltiples beneficios para la salud mental y física. Estudios realizados por el psicólogo James Pennebaker, pionero en esta línea de investigación, sugieren que escribir sobre emociones y experiencias estresantes puede fortalecer el sistema inmunológico y aliviar el estrés, especialmente en personas con enfermedades crónicas como asma, VIH o artritis.

Según un artículo publicado por la American Psychological Association (APA), el efecto no está solo en desahogarse, sino en darle sentido a lo que se siente, organizando pensamientos y emociones para transformarlos en aprendizaje.

¿Qué puede aportar el journaling a tu vida?

  • Te ayuda a gestionar emociones difíciles, como la ansiedad, la tristeza o la frustración.
  • Favorece el autoconocimiento, al darte un espacio para explorar lo que sientes sin filtros.
  • Trae claridad mental, especialmente en momentos de confusión o sobrecarga.
  • Te conecta con el agradecimiento y el propósito, reforzando una mirada más amable sobre tu vida.
  • Y lo más importante: te da un espacio para ti, sin exigencias ni juicios.

No necesitas escribir perfecto, ni tener grandes ideas. Solo querer escucharte un poco más con el objetivo de empezar a habitarte con más conciencia.

Paso 1 – Elige tu momento del día para escribir

Como todo hábito, el journaling necesita de un pequeño gesto repetido para crecer. El primer paso es hacerte un espacio en tu día, por más breve que sea. ¿Sabías que con solo 10 minutos diarios puedes empezar a notar cambios en cómo te sientes y cómo piensas?

Elegir un momento fijo para escribir —a la mañana, al terminar la jornada, antes de dormir— crea un ritual de conexión contigo mism@. No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo posible. Esa constancia te ayuda a registrar más lo que vives y a bajar el ritmo interno. Elige lo que mejor encaje con tu ritmo, y date permiso para que ese momento sea solo tuyo.

Para potenciar ese momento, suma elementos que lo hagan más disfrutable: una taza de té, una vela encendida, música suave o un rincón tranquilo. 

Paso 2 – Usa disparadores que te ayuden a empezar

A veces, sentarse a escribir no es tan fácil como parece. Y está bien que sea así. Por eso, contar con algunos disparadores o preguntas puede ser la clave para destrabar ese primer paso.

Los disparadores te invitan a mirar hacia adentro. No hace falta que sean preguntas profundas o complejas: a veces, una simple frase puede abrir una puerta grande. Por ejemplo:

  • ¿Qué estoy sintiendo en este momento?
  • ¿Qué necesito hoy para sentirme mejor?
  • ¿Qué me está costando soltar?
  • ¿Qué me dejó pensando esa conversación?

También puedes inspirarte con lo cotidiano: una emoción que apareció sin aviso, una situación que te conmovió, una incomodidad corporal, un recuerdo inesperado. La clave no es forzar, sino observar con curiosidad.

Ejercicio sugerido: antes de escribir, cierra los ojos un momento y pregúntate: ¿Qué parte de mi día se quedó resonando dentro mío? Eso que sigue ahí, latiendo, probablemente tenga algo para decirte.

Y si estás pasando por un momento difícil, la escritura puede convertirse en un espacio de contención. Poner en palabras lo que duele, aunque sea de a poco, es una forma de empezar a darle forma y sentido.

Paso 3 – Escribe sin filtro ni juicio

Una de las claves más potentes de esta herramienta es permitirte escribir lo que sea, como sea. Sin filtro.

Muchas veces lo que necesitamos decir no tiene forma clara al principio. Quizás solo sea una emoción incómoda: bronca, tristeza, miedo. Empezá igual. Algunas frases que pueden ayudarte a destrabar son:

  • Hoy me siento…

  • Últimamente me cuesta…

  • Necesito decir algo que no me animo a decir en voz alta…

También puedes imaginar que le estás escribiendo a alguien que te quiere incondicionalmente, o incluso a tu “yo del futuro”, como si quisieras dejarle una carta honesta sobre lo que estás atravesando hoy.

¡Tip importante! no te juzgues mientras escribes. Permítete ser contradictori@, vulnerable, confus@. Escribir sin filtro es una forma de aflojar el cuerpo, vaciar la mente y conectarse con las emociones

A medida que lo haces, algo empieza a transformarse: tu diálogo interno se vuelve más amable. En lugar de exigirte, empiezas a preguntarte:
¿Qué necesito escuchar hoy de mí?
¿Cómo puedo cuidarme mejor en este momento?

Así, la escritura se convierte no solo en una descarga emocional, sino en un puente hacia una relación más compasiva con vos mism@.

Paso 4 – Revisa lo que escribiste

El journaling no termina cuando cierras el cuaderno. Con el tiempo, volver sobre lo que escribiste puede darte una perspectiva valiosa. No hace falta releer todos los días ni analizar cada palabra, pero sí puede ser muy útil hacerlo cada tanto, con curiosidad y sin juicio.

Revisar tus escritos te permite detectar patrones emocionales:

  • ¿Hay emociones que se repiten?¿O que dejaron de repetirse?
  • ¿Pensamientos que aparecen en distintas situaciones?
  • ¿Situaciones que suelen desestabilizarte?

También puedes encontrarte con avances que no habías registrado: miedos que ya no duelen tanto, decisiones que antes parecían imposibles y hoy son parte de tu vida, o incluso gestos de autocuidado que antes ni imaginabas.

La escritura te permite no solo descargar lo que duele, sino reconocer lo que crece.

Releer lo que escribiste también es una forma de darte cuenta de lo que necesitas con más frecuencia: descanso, límites, afecto, silencio, espacio. 

Tu diario puede volverse un mapa de tu mundo interno.

Reflexión final: Escribir para volver a ti

A veces, lo único que necesitas es un espacio donde poder ser, donde no haya que explicar ni justificar. Donde lo que sientes tenga lugar.  Ese espacio también puede ser una hoja en blanco.

En este artículo encontrarás

El journaling no resuelve todo, pero puede acompañarte en los días confusos, en los momentos en los que no sabes por dónde empezar.

¿Y si lo que necesitas no es entenderte del todo… sino empezar a escucharte de verdad?