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7/5/2025

Amor Propio

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Cuando ejercer la clínica también moviliza: contratransferencia, cuerpo y salud emocional del terapeuta

Contratransferencia, emociones del terapeuta y autoconocimiento. Claves para una práctica clínica con más conciencia, sin perder profundidad.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

Lo que sientes en sesión también importa

En la formación clínica se suele poner el foco en el otro: el motivo de consulta, los síntomas, la historia del o la consultante. Pero hay algo igual de importante que muchas veces queda en un segundo plano: lo que nos pasa a los terapeutas durante la sesión. Eso que sentimos, pensamos, nos incomoda o moviliza también forma parte del trabajo clínico.

La palabra contratransferencia fue acuñada por Freud para describir los sentimientos inconscientes del terapeuta hacia su consultante. En aquel momento, se la veía como un obstáculo, algo que debía evitarse o neutralizarse. Con el tiempo, esta mirada se amplió. Hoy entendemos que lo que el/la consultante despierta en nosotros/as puede convertirse en una herramienta valiosa si sabemos leerla.

Se trata de recuperar la potencia de ese concepto desde un enfoque más integrador y humano. En una clínica actualizada, la contratransferencia puede pensarse como un registro emocional y corporal del terapeuta que ofrece información sobre el vínculo terapéutico y las dinámicas que se están poniendo en juego.

El objetivo no es “sacarse de encima” lo que sentimos. Es reconocerlo, sostenerlo y transformarlo en un recurso clínico. Este tipo de conciencia emocional también cuida algo esencial y muchas veces olvidado: la salud mental del terapeuta.

Mitos que siguen pesando sobre lo emocional

Muchos psicólogos y psicólogas llegan a espacios de supervisión sintiendo que algo están haciendo mal por el hecho de sentirse emocionalmente movilizados/as durante una sesión. A veces es enojo, cansancio, angustia, frustración, o una sensación corporal difícil de explicar. La mayoría no lo dice en voz alta, pero lo lleva en el cuerpo o lo comparte con colegas, en caso de tener la oportunidad.

Algunas frases que todavía se escuchan:

  • "No deberías engancharte, eso es poco profesional"
  • "Si sientes rechazo, es que no hiciste suficiente trabajo personal"
  • "Si algo te incomoda, no estás listo o lista para atender ese tipo de casos"

Sentir no es fallar. Sentir no es desbordarse. Sentir es humano.

Lo que puede volverse riesgoso no es sentir, sino no darle lugar a eso que sentimos, no registrarlo, no tener con quién pensarlo clínicamente. Porque ahí es cuando esas emociones comienzan a interferir de formas invisibles o repetidas.

La conciencia emocional implica poder reconocer internamente lo que nos pasa sin necesidad de actuar en el momento. Es detenerse, nombrar, observar. Se trata de habilitar un espacio interno para ver con más claridad lo que se activó y qué sentido puede tener en el contexto de la clínica. Esta forma de atención reflexiva y encarnada nos permite elegir cómo intervenir, sin dejar de cuidar lo que sentimos.

La conciencia emocional no está en contra de la profesionalidad: es parte de una clínica más honesta, sensible y responsable.

Cuerpo del terapeuta, herramienta sensible

Muchas veces, el primer indicio de que algo está pasando no aparece en palabras, sino en el cuerpo:

  • Tensión en la mandíbula cada vez que el paciente se queja de "los otros" y/o los responsabiliza
  • Ganas de que se termine la sesión cuando cierta temática aparece
  • Una mezcla de ternura y sobreprotección que se activa con determinado relato

El cuerpo del terapeuta puede ser una brújula. No para hacer algo en el momento, sino para observar y anotar: “Esto me pasa cuando aparece este tema, esta forma, este vínculo”. El registro emocional en terapia es una herramienta que se puede entrenar.

Cuando el registro emocional se repite, algo quiere ser escuchado

A veces no es un paciente. Son varios. O el mismo tema que vuelve. O una emoción que siempre aparece en ti.

Ese registro también es información.

Preguntarte:

  • ¿Cómo me siento después de esta sesión?
  • ¿Qué partes mías se activan?
  • ¿Qué me dice esto sobre mi historia, mis límites, mi estilo clínico?

Es un modo de construir autoconocimiento profesional y evitar que emociones aún no registradas influyan en nuestras decisiones clínicas sin que podamos notarlo. Identificar emociones incómodas en sesión y darles un lugar puede marcar la diferencia entre repetir patrones o aprender a transformarlos. Y a veces, también puede señalar que es momento de poner un límite, pausar o derivar. Cuidarte también es parte del encuadre.

Supervisión clínica: no solo para el caso, también para el terapeuta

La supervisión es uno de los espacios donde más se puede trabajar la conciencia emocional del terapeuta. Pero no solo desde el análisis del caso: también desde lo que ese caso despierta en ti.

Supervisar no es solo "ver qué hacer con el paciente". Es revisar qué me pasa a mí con este paciente.

Porque, si lo que sientes se repite, te frustra o te atraviesa, probablemente esté diciendo algo importante que merece ser revisado con otros/as profesionales, lo que también podría ayudarte a decidir si necesitas poner un límite, frenar un proceso o derivar.

Sumate al taller “El consultorio como espejo”: un espacio para revisar lo que te pasa en consulta, ponerle palabras junto a otros/as colegas, y transformar tus emociones en una guía clínica. Si buscas una formación donde la reflexión, la honestidad emocional y las herramientas prácticas convivan, este espacio es para ti.
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Para una clínica más humana, hace falta más conciencia

Este enfoque implica registrar lo que aparece y darle un lugar dentro de tu trabajo clínico.

Usar el cuerpo, las emociones y la reflexión como herramientas clínicas no es perder profundidad: es ganarla. Porque cuanto más conscientes somos de lo que nos pasa, más disponibles estamos para escuchar de verdad.

Sostener a otros también implica aprender a sostenernos. En cada registro, en cada incomodidad, en cada pregunta que nos hacemos, se juega algo esencial: la posibilidad de acompañar de un modo más humano, más consciente y más verdadero.

En este artículo encontrarás

La clínica empieza adentro. Y escucharnos también es parte del oficio del terapeuta.